Vagina. La vagina. VA-GI-NA
¿Nos resulta incómodo nombrarla así?, ¿Cómo te has sentido al leerlo?, ¿Te sientes cómodo/a diciéndolo en voz alta?
NOMBRAR A LA VAGINA
Utilizamos una gran cantidad de eufemismos para dirigirnos a la vagina, a la vulva o al pene. Cuando toca hablar de genitales, pocas personas utilizan sus nombres reales y prefieren usar todo un abanico de opciones para ello: chocho, conejito, pichina, concha, cosita… ¿cuántos conoces tú? Seguro que muchos.
Numerosas veces el término “vagina” se utiliza erróneamente para referirse al aparato genital femenino. Puede que muchos y muchas lo tengáis claro, pero hay gente que sigue confundiéndolo, así que en primer lugar es importante matizar que vulva, es el nombre que recibe el aparato genital femenino, y vagina, es una parte de la vulva. Se sitúa más o menos en el medio de ésta y sólo se puede apreciar externamente su orifico, ya que la vagina es interna.
EL VELLO PÚBICO
Otra cosa de la que mucha gente se siente incómoda es del vello en los genitales. Hay personas que se depilan por tenerla un poco más “arreglada”, otras para que no se le escape ningún pelito fuera del biquini y otras que lo hacen simplemente por estética. La cuestión es cuando lo hacemos porque no nos gusta o más bien, cuando nos sentimos incómodas por tener pelo ahí abajo.
El vello púbico es una característica más de nuestro cuerpo y, en concreto, de nuestros genitales; asimismo debo añadir que éste también tiene su función. Disminuye el rozamiento entre la piel y la ropa y también durante las relaciones sexuales, protegiendo de posibles erupciones en esta zona. Además, ayuda a mantener la temperatura en la zona genital y a prevenir que ciertas bacterias causen infecciones. No está mal, ¿eh?
OBSERVAR LA VAGINA
Hay mujeres que nunca han observado su vagina. Nos podemos pasar horas delante del espejo mirando y observando con detenimiento cada uno de los poros de nuestra cara y de nuestro cuerpo. Primero de cerca, luego de lejos, luego un espejo de aumento, luego con determinada luz… pero cuando toca mirar a la vagina, las cosas cambian. Hay mujeres que nunca se han parado a observar su vulva y mucho menos su vagina. Pasan rapidito por esa zona, la visten, y la dejan escondidita para no saber de ella.
Sin embargo, este desconocimiento de nuestra zona genital puede perjudicarnos en las relaciones sexuales. Si no sabemos cómo es, cómo acariciarla, qué le gusta y de qué manera, puede impedirnos disfrutar todo lo que podríamos en el sexo porque, al conocer mejor nuestra anatomía y nuestros propios gustos respecto a su estimulación, nos permite adquirir mayor confianza y seguridad en nosotras mismas, lo que se transmite y se place en las relaciones sexuales. Por tanto, ya va siendo hora de que hagamos las presentaciones y empecemos a tener una buena relación con nuestras vaginas, ¿no os parece?
EL DILUVIO
Así llamamos a la lubricación vaginal. A no ser que haya algún problema de sequedad, la vagina tiene su parte interna continuamente humedecida y, durante las relaciones sexuales, la lubricación aumenta por la excitación sexual. Su finalidad en ese momento es facilitar la introducción del pene en el interior y de los movimientos posteriores (puede ser el pene, los dedos, algún juguete…).
Las mujeres también tenemos flujo. Es un líquido algo más espeso, de color claro y sin ningún olor característico. Su cantidad y espesor varía de mujer a mujer y también dependiendo de la fase del ciclo menstrual en que nos encontremos. Como muchos de los aspectos que he ido citando, el flujo también tiene sus funciones que, además de aportarnos lubricación, es otra forma de limpieza natural de la vagina.
EL COÑO
La palabra “coño” se suele entender como algo negativo, como si nuestros genitales fueran algo malo o despreciable. El lenguaje es muy machista en este sentido, por ejemplo, decir que algo es un “coñazo”, es negativo, es aburrido. Mientras que si decimos que es “cojonudo”, resulta que es fantástico y divertido.
Cierto es que hoy en día sigue habiendo mucho machismo y el lenguaje es una forma de manifestarlo, pero también lo es que podemos empezar a cambiarlo. Llamar a los genitales por su nombre y no utilizar expresiones que devalúan a unos y que exaltan a otros, es una buena manera de empezar, ¿te animas?
EL OLOR DE LA VAGINA
Sí, la vagina tiene olor. Lo causan unas glándulas, las apocrinas, y su función tiene que ver con la atracción sexual. Puede que en un pasado más remoto donde la manera de vestir y relacionarse era distinta a la de ahora, tuviera más importancia, sin embargo, esto no quita que hoy en día haya dejado de tenerla. El olor, a excepción de que exista alguna infección y se mantenga una higiene adecuada, no es para nada desagradable y es perfectamente normal y sano.
Además, siguiendo con la higiene, la vagina tiene su propia flora bacteriana. La función de estas bacterias es proteger a la vagina y preservar su pH, impidiendo de este modo el desarrollo de enfermedades en esta parte. Así pues, limpiar el interior de la vagina puede ser perjudicial porque podríamos matar a esas bacterias, por lo que limpiando la zona de la vulva, es suficiente para mantener la higiene vulvar y vaginal.
EL CLÍTORIS
Ese garbancito, ese órgano tan querido por las mujeres y que tiene como única y fabulosa función proporcionarnos placer. Se sitúa en la parte superior de la vulva y está compuesto por miles de terminaciones nerviosas para permitirnos tocar el cielo. Es una zona extremadamente sensible y debido a esa sensibilidad, hay un pequeño porcentaje de mujeres que no toleran una estimulación directa, por lo que tienen que hacerlo de manera indirecta para que no les resulte molesto.
En general, la mayoría de mujeres necesitan de su estimulación para poder alcanzar el orgasmo ya que, aunque se estimule también la vagina, a veces no resulta suficiente para poder llegar al clímax.
Al tener el orgasmo, las mujeres también podemos eyacular, y esto se conoce como squirt, que es la expulsión de líquido por la uretra, que no por la vagina, en el momento del orgasmo. No es comparable a la eyaculación masculina, pero sí, también podemos eyacular.
No quiero dejar de señalar que hay mujeres que tienen dificultades para alcanzar el orgasmo o que directamente, no lo alcanzan, esto se conoce como anorgasmia, algo de lo que os hablaré otro día.
Finalmente, deciros que está comprobado que las mujeres que tienen una buena relación con sus genitales, disfrutan más de las relaciones sexuales y tienen orgasmos más placenteros, por lo que parece una buena idea ser amigas de nuestras vaginas, ¿no creéis?
¿Te gustaría compartir tus pensamientos? Te leo en comentarios. Será un placer entablar una conversación contigo.
Nota: Inspirado en la obra «Monólogos de la Vagina».